¿Es el queso un alimento infaltable en tu día a día? ¿Te consideras un fiel adicto a este producto? Entonces, no queda la menor duda de que ya eres parte del movimiento turófilo. ¿Sabes lo que significa? Aquí te lo revelamos.
En teoría, la palabra turófilo deriva del griego tyros cuyo significado es “queso”, y de philos que es “amor a”; por tanto, ser turófilo no es otra cosa que ser amante del queso.
Por supuesto, un turófilo no sólo se dedica a degustar quesos, y es que su pasión va más allá y lo motiva a conocer todo lo que gira en torno a este producto como sus orígenes, curiosidades, valor gastronómico, benéficos a la salud, y más.
Para hacer justicia a tu membresía como turófilo, es preciso que conozcas ciertos aspectos importantes sobre el queso que no debes pasar por alto. Y como nuestra intención es que seas parte de nuestro equipo, te ayudamos a descubrir los detalles más relevantes:
No es secreto para nadie que el queso es uno de los manjares milenarios del cual la humanidad ha sacado el máximo de los provechos; así que, hablar de su origen es hacer un viaje hacia épocas ancestrales.
No existe una fecha exacta que confirme la elaboración del primer queso; no obstante, algunos antecedentes sitúan este acontecimiento entre el año 8000 a. C y el 3000 a. C. Se trata de un tramo de la historia que involucra la domesticación de la oveja y la participación de la civilización mesopotámica en lo que fuera para ese entonces el friso de la lechería, que no era más que las primeras evidencias de técnicas de ordeño y cuajado del queso.
Ahora bien, otras leyendas toman fuerza como la del mercader árabe que durante un largo viaje almacenó su leche en un contenedor fabricado a partir del estómago de un cordero, y cuando quiso consumirla, ésta se había fermentado y coagulado adquiriendo una textura y sabor diferente.
La influencia de Oriente Medio sobre la producción de quesos se extendió hasta Europa donde las condiciones geográficas y climáticas cambiaron el contexto de su elaboración.
Si se habla de comercio exterior de quesos, Estados Unidos es el responsable del 30% de la producción mundial, situándose a la cabeza como el mayor fabricante seguido de Alemania, Francia, Italia y Países Bajos. Ahora bien, en cuanto a los países más consumidores de queso, Islandia se lleva el galardón con 30,8 kg de queso/persona al año.
Por su parte, España destaca por ser el segundo mayor productor de queso de oveja y cabra en la Unión Europea. Ante este escenario, merece la pena mencionar cómo es la situación en el territorio nacional, y es que en nuestro país se producen unas 200 variedades de queso, de las cuales 28 son de origen. Las regiones de Canarias, Murcia y Asturias son las que evidencian un mayor consumo de queso; podemos decir que aquí se concentra una buena cantidad de turófilos.
No importa si te consideras un experto turófilo o un novato, las siguientes curiosidades te ayudarán a nutrir tus conocimientos sobre el queso:
¿Te has preguntado por qué eres amante del queso? No te preocupes, nosotros también, y te ayudamos a dar respuesta al dilema. Para brindarte luz en este camino, existen diversas razones que nos impulsan a amar el queso; pero una de ellas se relaciona con su composición química.
Este superalimento contiene sustancias que se vinculan con la caseína, la proteína de la leche. Cuando se cumple el proceso de la digestión, la caseína se descompone y pasa a formar otras sustancias químicas denominadas casomorfinas. Se trata de un tipo de exorfina, es decir, una endorfina que genera una sensación de bienestar en el organismo, y que además, tiene efectos similares a los opioides, sólo que en una muy baja intensidad.
Pero, no sólo se trata de una condición química y metabólica, ser un turófilo responde a las cualidades de este manjar histórico. De entrada, ¡es delicioso! Realmente no necesitas ninguna otra razón que esa, pero te daremos una más: ¡el queso hace que cualquier comida sea más divertida!
Por si fuera poco, el queso es uno de los productos más versátiles en cuanto a formatos de presentación; y es que lo puedes conseguir en prácticamente cualquier forma que puedas imaginar, desde los más suaves y delicados hasta los más fuertes y robustos. Por ejemplo, una mozzarella fibrosa, un cheddar desmenuzable, un cremoso brie, un manchego... ¡y mucho más!
Hay tantos tipos de queso que nunca te aburrirás de probar nuevos, y es difícil que exista un paladar que pueda resistirse por completo a alguno de estos formatos.
¡No existen dudas! El queso ha existido desde la antigüedad y aún no ha perdido su brillo como una de las mejores cosas jamás creadas por los humanos (y los animales). Por eso, ser un turófilo es más que degustar quesos, se trata de vivirlo y expresarlo.
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